En 1947, dos años después de su fallecimiento en el campo de
concentración de Bergen-Belsen, el diario
Ana, quien empezó su diario con trece años recién cumplidos,
verá cómo su cuerpo, sus sentimientos y su percepción del mundo van cambiando no
solamente por tener que permanecer escondida del resto del mundo, sino por los
cambios que todo adolescente sufre durante esos años del paso de la infancia a
la adolescencia.
Su estilo es claro, directo, sincero y sin estar
condicionado por las imposiciones de una sociedad que no fue capaz de evitar
que la demencia, la cobardía y la megalomanía de unos pocos acabara, no sólo
con la vida de Anne y toda su familia, sino con millones de personas inocentes.
Lo cierto es que la joven no sólo se limitó en su diario a
comentar sus fantasías, su sueños y aquello que le gustaría poder hacer si
aquella pesadilla terminaba algún día, sino que supo, a la misma vez, analizar
la personalidad de quienes le acompañaban en el encierro, así como las
relaciones que se entablaron entre ellos y cómo dichas relaciones afectaban o
no a la difícil y asfixiante convivencia diaria en un espacio tan pequeño como
en el permaneció escondida la joven.
Por todo ello, y lejos de lo que se pudiera pensar, el
diario de Ana Frank es una magnífica radiografía de una época y de una
situación social y humana que puso patas arriba el mundo moderno y a punto
estuvo de sumergirlo en las tinieblas del Reich de los mil años.
Es más, su lectura debería ser, frente a textos de marcado
carácter ideológico y/ o religioso, de obligado complimiento en todos los
colegios del mundo -tanto para los alumnos como para los padres de los mismos-
una circunstancia que les ayudaría a ser más tolerantes y abiertos de mentes,
amén de lograr inmunizarse contra cualquier forma de mentalidad totalitaria.
Con todo ello nos ahorraríamos espectáculos tan lamentables
y bochornosos como aquel que, hace unas pocas semanas, implicó a unos padres
que se empeñaron en querer prohibir el libro escrito por Ana Frank no por
denunciar la barbarie nacionalsocialista, sino por las descripciones que la
joven hacía de su cuerpo y sus cambios físicos.
Su ignorancia, además de atrevida e insultante, a punto
estuvo de privar a sus hijos de tener una mentalidad más abierta que la suya,
aunque, al final, las escuelas implicadas no cedieron y han mantenido el libro
en donde debe estar, ahora y siempre. Y esto es muy importante, porque el
legado de Ana Frank, siete décadas después, continúa igual de válido que
cuando se publicó, señal de lo poco que hemos aprendido en todos estos años.
EL DIARIO DE ANA FRANK
Nº de páginas: 384 págs.
Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
Editorial: DEBOLSILLO
ISBN: 9788497593069
Precio. 9,95€
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